La posverdad

Mar 1, 2017 | Estilo de vida | 2 Comentarios

Ray Ruiz

Instructor E3A

El Diccionario Oxford señaló que la palabra del año 2016 había sido post-truth, que en castellano es algo así como posverdad. Este concepto señala que entre la verdad y la mentira hay un territorio de aguas turbias que escapa a esas dos definiciones.

La posverdad se ha definido como un contexto cultural e histórico en el que la contrastación empírica y la búsqueda de la objetividad son menos relevantes que la creencia en sí misma y las emociones que genera a la hora de crear corrientes de opinión pública.

Básicamente, la palabra sirve para señalar una tendencia en la creación de argumentarios y discursos que se caracteriza por partir de la asunción de que la objetividad importa mucho menos que el modo en el que lo que se afirma encaja con el sistema de creencias que sentimos nuestro y que nos hace sentir bien.

La posverdad supone un emborronamiento de la frontera entre la verdad y la mentira, y crea una tercera categoría distinta a las dos anteriores. Una en la que un hecho, ficticio o no, es aceptado de antemano por el simple hecho de encajar con nuestros esquemas mentales.

Arturo Torres

Blog Psicología y Mente

O el triunfo de lo individual por encima del bien común:

En una sociedad acomodada, donde todo parece que se mantendrá en su sitio, donde no hay riesgos aparentes y los conflictos del pasado aparecen lejanos, recordados tan solo en los videojuegos, los intereses personales e individuales suben en la escala de valores hasta colocarse en primer lugar. Lo que debería ser una muestra de desarrollo de la sociedad moderna, se convierte en su debilidad y en muestra de su futurible fracaso.

Es legítimo desear una vida acomodada, todo el mundo tiene derecho a conseguir réditos de su trabajo y actividades. La libertad de una sociedad avanzada, donde poder dedicarse al crecimiento personal, ser proactivo, emprendedor y tener un fin mayor en mente, es una muestra de sociedad avanzada. Y la muestra de la debilidad de esa sociedad es que los individuos entienden esa libertad para ser proactivos, como el muy socorrido «ande yo caliente, ríase la gente», donde lo importante es mi carrera, mi dinero, mi puesto y si mientras la Unidad se resquebraja, «pues para lo que me queda en el convento…”

Porque si al final el individuo piensa solo en si mismo y además este individuo tiene poder de decisión, el triunfo de la posverdad y de los egos personales, se impondrán a las necesidades del bien común, modificando, si es necesario, la realidad para adaptarla a las creencias del individuo.

O el triunfo de los prejuicios por encima de los hechos objetivos:

El ser humano es prejuicioso, sobretodo si ese prejuicio refuerza la posverdad que se construye para manipular una realidad que no se quiere afrontar; y los prejuicios perduran en el tiempo porque rara vez alguien se detiene a descubrir los hechos objetivos.

Realmente se puede llegar a demonizar a una persona, a un colectivo o a un partido político a base de prejuicios y puede que nunca nadie se llegue a parar para observar la realidad que envuelve a esa persona o a ese colectivo.

¿Que ocurriría si se llegase a los hechos objetivos y se descubriera que lo demonizado no era tan malo y que se ha manipulado la verdad para crear un hecho alternativo, que se aceptó como correcto, porque nadie fue valiente para descubrir el prejuicio creado por personas cobardes e incapaces?

Que algunos mundos se desmoronarían.

“Alguno se va a pensar que le van a dar un despacho de verdad y mandará su pelotón por PowerPoint”

O como es más cómodo gestionar la mediocridad que la profesionalidad:

Si las personas cobardes e incapaces tiene capacidad de decidir en un organización, tratarán por todos los medios de cortar los pies y las cabezas de los que no se amoldan al diván de sus reflexiones para hacerlos encajar y de esta manera estar rodeado, si fuera necesario, de personas mediocres a quien poder gestionar fácilmente.

Los profesionales que no encajan son demonizados mediante prejuicios, construyendo hechos alternativos, alimentando la posverdad que permita que los esquemas mentales del Jefe Incapaz permanezcan intactos.

El Líder, por el contrario, es proactivo e interdependiente y se rodea de los mejores, lo que le deparará un largo camino de trabajo y esfuerzo, ya que no es fácil gestionar a los más profesionales.

La mediocridad es más fácil de gestionar, por ello, cuando un jefe no consigue los objetivos marcados, se puede manipular la realidad desarrollando otro método de evaluación “más adecuado”; cuando no apetece ejercitarse por las mañanas, se puede manipular la realidad aduciendo mucho trabajo en la oficina; cuando los sniper no somos capaces de impactar a largas distancias, podemos manipular las realidad hablando de la alineación de los planetas y su influencia gravitatoria sobre los proyectiles.

O como el PowerPoint es mucho más importante que el trabajo técnico de campo:

Hace 12 años escuché como nos decían: “Alguno se va a pensar que le van a dar un despacho de verdad y mandará su pelotón por PowerPoint”

Pues fallaron las previsiones a medias, porque despacho no hay, desde luego, pero el PowerPoint está a la orden del día. Y no es que sea malo este software, ni mucho menos, una buena presentación puede colocar el producto en las mentes adecuadas; pero cuando todo es administración, presentaciones y reuniones, y cuando las horas de PowerPoint superan a las horas de desenfundes en seco, es cuando decidimos que le papel lo aguanta todo, que somos dueños de la táctica perfecta y que además ésta no se verá influenciada por la fricción.

La posverdad vuelve a vencer porque el instructor en jefe es YouTube y no el entrenamiento en el campo de tiro fuera de la zona de confort, porque se crean PowerPoints perfectos sobre la táctica perfecta pero olvidándose de tecnificarla con el polvo y el sudor de El Camino, porque Rommel somos todos y el Comand and Control es lo más importante aun cuando ya no quede nada que comandar.

 

La era de la posverdad: se buscan verdaderos guerreros.

 

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