Mi plataforma de tiro (parte I): Los pies

Dic 6, 2017 | Tiro defensivo | 0 Comentarios

Arturo Mariscal

Socio colaborador

Este texto va dedicado íntegramente a la posición (la mía, la que yo uso, “mi posición”) más recomendable para emplear este arma. En estas notas pretendo analizar mi propia posición de tiro, que es la que a mí me permite crear una plataforma estable de tiro en el manejo de esta arma.

La escopeta presenta, fundamentalmente, un problema en su uso y no es otro que el retroceso que ocasionan las municiones que se emplean en ella con fines defensivos: postas y balas. Este tipo de munición generan unas fuerzas considerables que ocasionarán grandes movimientos en los disparos con la consiguiente pérdida de precisión, estabilidad, velocidad entre disparos, etc., a menos que se haya adoptado una posición estable y equilibrada.

Reconozco que soy un maniático con algunas cosas y una de ellas es esta, la posición corporal, ya que la considero fundamental.

El bloqueo no se lleva a cabo sólo con los pies, tenéis también que aprender a «bloquear» con el cuerpo, «bloquear» con la mente y, por supuesto, «bloquear» con un sable, de tal forma que impidáis al adversario llevar a cabo un segundo movimiento.

Miyamoto Musashi

Autor de "El libro de los 5 anillos"

Los pies:

Las casas se construyen desde los cimientos y, en este caso, los cimientos están en nuestros pies. Ellos van a ser la base de esa estabilidad. Nuestros pies van a transmitir al suelo el resto de la fuerza de retroceso que no hayamos sido capaces de compensar con nuestra posición de tiro.

Veamos si explico esto. Por un lado, nuestros pies proporcionan un agarre que van a evitar que haya desplazamientos corporales si la posición del resto del cuerpo está bien adoptada. Esto es la imagen que tendremos en mente de algún video en el cual una persona dispara un arma y la vemos elevarse y hasta dar pasos hacia atrás al no haberse conformado como plataforma de tiro estable.

Por otro lado, nuestros pies sirven de conductor para el resto de la fuerza generada por el disparo y que no ha sido absorbida y disipada por la posición corporal.

Vamos a analizar la posición de la silueta adyacente. Supongamos que nuestro tirador tiene situados ambos pies alineados y separados la anchura equivalente a la de los hombros. Es la posición que adoptamos cuando estamos esperando, es una posición estable que no requiere gasto energético ni esfuerzo. ¿Qué ocurre si disparamos? Sea arma corta o larga va a ocurrir lo mismo: el empuje que genera ese disparo se convierte en una fuerza que impulsa el arma hacia detrás. Es física sencilla. Y esa fuerza se transmite hacia el que la empuña y genera una vibración en él. Básicamente, lo que ha ocurrido es una pérdida de equilibrio en el tirador. Seguro que se ha entendido esa explicación.

La imagen inferior muestra la modificación de esta posición inicial. La vamos a ir analizando para entender lo simbolizado.

La imagen número 1 (en la izquierda) es la que adoptaremos para buscar conseguir un poco más de estabilidad cuando empuñamos un arma corta y no deseamos recibir esa pérdida de equilibrio comentada. Lo único que vamos a hacer, inconscientemente, es retrasar un poco uno de los pies: en este caso de tirador diestro, el pie derecho. Al hacer esto acabamos de ganar estabilidad. Ya en cada disparo no nos vamos a mover.

«…nuestros pies sirven de conductor para el resto de la fuerza generada por el disparo y que no ha sido absorbida y disipada por la posición corporal.«

Si desplazamos el peso del cuerpo hacia los metatarsos, que es la zona coloreada en rojo en la imagen, pasaremos a compensar la fuerza y nuestra vibración será mucho menor. ¿Cómo lo hacemos? Es sencillo, se trata de inclinarnos ligeramente hacia delante, llevando el mayor porcentaje de nuestro peso hacia delante situando nuestros hombros ligeramente adelantados a las caderas. Notaremos como si nuestros dedos tratasen de “agarrarse al suelo”.

La imagen adyacente muestra lo que trato de explicar. En ella se ve que la línea de los hombros (amarilla) está ligeramente adelantada a las caderas (línea roja), con lo cual acabo de desplazar mi peso hacia los metatarsos. Al hacer esto añado peso a mi posición corporal, 71 kg para ser exactos, y pasa a oponerse a la fuerza que tratará de transmitir mi pistola a mi cuerpo a cada disparo. Consigo estabilizarla y su vibración será menor, habrá una menor pérdida de la visión sobre el objetivo, podré encadenar series de disparos con más velocidad, etc. Es la posición que voy a adoptar para hacer fuego con un arma corta o con cualquier arma de retroceso reducido (subfusil, carabina en calibre pequeño, etc.).

Si nos vamos a la imagen número 2 y la comparamos con la anterior (1) podemos ver que los pies se han separado un poco del cuerpo en profundidad, manteniendo esa distancia entre ellos equivalente casi a la anchura entre hombros. El pie más retrasado va a servir para compensar el retroceso de un mayor calibre ya que produce más vibraciones.

Además se deben relajar un poco más las rodillas, de modo que el peso si antes se repartiese por ejemplo un 50/50 entre ambos pies, ahora pasamos a desplazarlo un poco más hacia el pie más adelantado (55/45). Seguimos compensando el retroceso oponiendo, entre otras cosas, el peso de nuestro cuerpo a la fuerza que genera el disparo.

Pasamos al esquema número 3. Los pies se han separado aun más en profundidad y las piernas ligeramente flexionadas hacen que el centro de gravedad descienda y se añada más peso aun hacia la pierna adelantada (por ejemplo 65/35). Además nuestro cuerpo se gira ligeramente para poder adoptar una posición cómoda.

La diferencia de disparar una escopeta con la posición 1 a hacerlo con la posición 3 va a ser, como ya se ha dicho antes, estabilidad y menor vibración, menor elevación y menor pérdida de la visión sobre el objetivo por tanto, poder encadenar series de disparos con más velocidad, etc.

Subscribe

Más Artículos y Noticias